lunes, 29 de agosto de 2011

Sólo ciertos sitios te dan la razón, aun cuando la tienes. Hasta mi habitación y aquel bar - a saber, mis sitios favoritos para perderme - me daban perspectivas distintas. No sé si te toqué.
Por no hablar del bar de enfrente. Aquel olor a ambientador, que hacía que hasta la cerveza supiera a mentiras, dio pie a las más profundas e irrelevantes situaciones jamás concebidas. Y, sin embargo, en la nebulosa de lo que fue aquello, nos tocamos. No sé si el mundo tangible pudo percibir el contacto, seguramente la gente normal ya madrugaba mientras se consumaban los hechos. Seguramente la realidad los aplastaba a ellos mientras nosotros nos salvábamos tocándonos. Qué confusas son las ganas mezcladas con ambipur.
Ahora vuelo sobre ellos. Sobre los hechos, digo. Vistos desde aquí arriba son tan pequeños que no importan. No sé si te toqué. Importa poco.
Importa que me salvé tocándote, que resucité una noche en un sótano por un arañazo en la espalda. Importan los trozos que me diste(is) para construir las alas que me dejan volar hoy sobre todos vosotros.Importa con quién vuelas, no de qué están hechas tus alas. En eso mi habitación y el bar están de acuerdo.

A vosotros, que sois tan poco importantes que discrepo, gracias por los retales.