jueves, 28 de febrero de 2013

BUENA SUERTE

¿Nunca te ha pasado una de esas tardes en la que aparecen fotos antiguas en alguna parte y caminas hacia atrás como si se pudiera? Hoy es una de esas tardes. Debajo de la nieve (más, otra vez, siempre la nieve) que cubre la ventana del techo y le da un aire de oscuridad a un día de estos en los que te juegas algo importante en la vida, escucho al Calamaro que molaba y veo fotos viejas, propias y ajenas y no dejo de preguntarme qué es triunfar y qué fracasar.
¿Fue fracasar que se acabara lo nuestro?, ¿será triunfar si esta noche recibo un mail que ponga un número menor de 963? O será que nada está tan mal ni nada tan bien, ¿será que ni lo bordas ni lo tiras por la borda? Espero que no. Espero que sea el fracaso más absoluto que nunca más quieras llamarme, y el triunfo más verdadero conseguir algo en lo que llevo esforzándome tanto tiempo. Y, aunque tengo un pálpito que me dice que no es cierto, espero firmemente no equivocarme. 



Para qué vivir si no.