viernes, 24 de julio de 2009

¿QUÉ HA SIDO DE NOSOTRAS?

Parecía que diez años no iban a pasar nunca. Y aquí estamos, diez años después y sin despeinarnos. O despeinadas del todo, qué sé yo.

Ni siquiera podría decir tres lugares en los que es probable que os encontréis vosotras ahora mismo, y me da rabia. Me da rabia, porque supone haber perdido las doscientas pesetas que costó una cajetilla de Chester compartida en Unquera en abril de 2000, cuando nos fuimos a Francia dejando atrás la por entonces tragedia de perdernos la primera semana del primer Gran Hermano.

No sé qué pasó exactamente a parte de tiempo y circunstancias, y no sé si eso me basta para entender cómo hemos llegado hasta aquí así y vivas. Nosotras, que prometimos que nunca nos separaríamos, y nada menos que en París, oye, aquí las promesas a lo grande, pasamos por encima de nosotras mismas sin pretenderlo y dejamos de ser nosotras para ser otras que sí se separaron. Esto nos convierte, sino en peores, por lo menos en distintas y no tengo muy claro si supone no haber cumplido algún tipo de expectativa común y especialísima. No sé si nos hemos traicionado.

No importa, podemos vivir con ello, a la vista está. Pero a veces cuento cómo pisoteamos a un cura por competir por las sillas que estuvieran más cerca de la tele, todavía huelo la prisa mezclada con las hormonas y me acuerdo sin querer de lo que fuimos. La regla de oro era que cualquier ocasión era la perfecta para jugar a verdadbesoconsecuenciaatrevimientopozootermómetro, y todo estaba por y sin hacer y estábamos locas, y teníamos trece años, que eran muchísimos como para que no te dejaran ir al Guateke de fin de curso.

Éramos mejores (o yo solía serlo) porque tres meses de felicidad se vendían al más que módico precio de nueve aprobados en junio, porque las razones para levantarse de la cama eran tan tentadoras como que no hacerlo suponía, sin excepción, perderse algo importante; porque cualquier cosa que leías era nueva y era un mundo y las rimas de Bécquer eran algo prodigioso. Éramos mejores porque era más fácil serlo, porque el para siempre no era mentira, todavía.

1 comentario: