lunes, 12 de octubre de 2009

CONTAR MENTIRAS

No puedo escribir sin hacer literario mi discurso, sin adornar con metáforas lo que es sólo mi forma de ver las cosas, que es, en sí misma, tan poquita cosa, que no da para más que un par de poemas de argumento manido y redundante cada vez que se me pasean las musas desvestidas de verde por la cama.

Y aun así, con musa y todo, casi nunca digo lo que quiero. El arte no es un acto altruista, es todo lo contrario. No se escribe para los demás, ni a los demás; se escribe para uno mismo, a uno mismo. Por eso, no ser capaz de decir exactamente lo que quiero resulta tedioso y frustrante.

Escribir no es una cuestión de talento, sino de capacidad de magnificación , eso sí, previo coqueteo con Moleskine, por aquello de tantear el terreno. Convertir lo cotidiano en maravilloso y sugerente, lo universal en íntimo y un polvo cualquiera en una unión metafísica excepcional. Eso es escribir. Y eso lo puede hacer cualquiera, porque cualquiera sabe contar mentiras.

Las verdades son más difíciles. La idiosincrasia de la creación artística es ideal por definición. Lo que se dice para otros, a otros, a los otros de verdad… las palabras reales, esas, no tienen codificación, no pueden escribirse.

1 comentario:

  1. Les no mentires ye meyor soltales pela boca y nun escribiles. Les mentires son más de tecles gastádes o de llapiceros que rompen cuando empieces a escribir la última frase.

    ResponderEliminar